Europa en el Siglo XIX




Introducción

Trayectorias

Europa en el Siglo XIX

Precursores

Las Primeras Encíclicas



Cronología

Índice por Tópico

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Inglaterra y la Industrialización

La Revolución Industrial, al atraer a un exceso de trabajadores sin experiencia a los centros urbanos durante la última parte del siglo dieciocho, creó una serie de problemas sociales complejos. Estos trabajadores incluían mujeres y niños que trabajaban en condiciones muy insalubres y en exceso de 14 horas diarias. Este proceso se desarrolló en Inglaterra antes que en otros países debido a numerosos factores y los efectos sociales negativos naturalmente también se experimentaron primero. Al principio se pensaba que las condiciones se arreglarían solas, siguiendo las funciones económicas naturales, pero al fin se reconoció la necesidad de formular mecanismos legales que protegieran a los trabajadores, y estos fueron promulgados por el Parlamento Inglés entre el 1802 y el 1833.[1]



Ilustración de Máquinas Tejedoras
por T. Allom, 1835
Fuente de la foto: wikipedia (domino público)

Después de la Revolución Francesa

La Revolución Francesa de 1789 evocó algunos valores positivos de fraternidad, pero esto fueron ahogados por el odio de clases y la violencia vindicativa, y Francia cayó en un siglo de inestabilidad política, consistiendo en ciclos alternados de revolución y de monarquías. Esto retrasó la revolución industrial en Francia, pero el proceso se aceleró después del 1830, con la mismas consecuencias nefastas que se habían visto en Inglaterra.[2] A pesar de la inseguridad política, se realizó un proceso gradual de acción social en ayuda del pobre, como resultado del liderazgo de cristianos comprometidos.


Jean Paul Alban, vizconde de Villenueve-Bargemont (1784-1850) sirvió en varios cargos en el gobierno francés cuando Luis XVIII fue restaurado como rey después de las guerras Napoleónicas.[3] Después, fue electo a la legislatura nacional, donde bajo su liderazgo se pasó en 1841 una ley que limitaba las horas de trabajos de los niños, requería un descanso dominical y la inspección de las condiciones de trabajo.[4] Esta fue la primera intervención del gobierno francés en cuestiones laborales.[5] Charles Forbes René, conde de Montalembert (1810-1870), otro líder católico como Alban, proveyó importante apoyo a esta ley.[6]  El obispo alemán Wilhelm von Ketteler presento el ejemplo de esta acción social en Francia como modelo de reforma en una reunión internacional de obispos en 1869.[7]


La próxima generación de líderes católicos franceses incluyó a Albert de Mun (1841-1914) y René de la Tour du Pin (1834-1924). Siendo miembros de la nobleza, ellos fundaron la Sociedad de Círculos Católicos de Trabajadores para facilitar la interacción entre empresarios y trabajadores. Grupos parecidos se organizaron en otros países de Europa. Uno en particular, organizado por el Obispo Gaspar Mermillod en Fribourg, Suiza, desarrolló mayor envergadura, y con el apoyo del Papa León XIII, se convirtió en un centro estrat;gico de estudios sociales católicos entre los años 1884 y 1891. Un grupo de pensadores europeos claves, incluyendo a de Mun y la Tour du Pin, fueron invitados a formar parte del grupo, que se llegó a conocer como la Unión de Fribourg. Este grupo proveyó importante asesoramiento a este papa en la composición de su encíclica social Rerum Novarum en 1891.[8]


La Unificación Italiana

1820 1830 1840 1850 1860 1870 1880 1890 1900 1910 1920 1930
                                                                                                                                                                                   
Papas: Gregorio XVI

Pío IX

León XIII Pío X Be XV Pío XI
Guerras civiles en 1821, 1831, 1848, 1859 y 1866, Ocupación de Roma en 1870

Al principio del siglo XIX, lo que luego fue Italia consistía de varios estados. Algunos de estos estados eran reinos y ducados sujetos a otras potencias europeas. En el centro de la península estaban los  Estados Papales, una amplia franja de este a oeste que incluía la ciudad de Roma. Este territorio fue donado al papa por el rey franco Pepino en 756. Gradualmente los estados al norte y al sur de los Estados Papales se unificaron bajo el liderazgo de el rey de Sardinia al norte y el general Giuseppe Garibaldi al sur. Después de derrotar fuerzas externas europeas, y el asedio de los Estados Papales, los ejércitos italianos tomaron control de Roma en 1870. El Papa Pío IX se declaro "prisionero del Vaticano" en protesta, aunque no estaba en cautiverio. El rey de Sardinia, Victor Emmanuel II, fue declarado rey de una Italia unificada. Los siguientes papas siguieron la política de protesta hasta que en un tratado en 1929 con el Papa Pío XI, Italia reconoció el pequeño  territorio independiente del Estado Vaticano bajo el papa.[9] El objetivo inicial de los Estados Papales era que el papa tuviera independencia política, pero se ha visto que para esto el pequeño territorio que resultó de este tratado ha sido suficiente y conlleva menos distracciones políticas.


La Unificación Alemana

Al igual que Italia, al principio del siglo XIX, lo que luego fue Alemania consistía de varios estados independientes que habían sido muy afectados por la guerras contra Napoleón. En el tratado de paz despues de la derrota final de Napoleón (1815), Prusia, el estado alemán más importante, aumentó su territorio.[10] Después, como resultado de varias guerras en la década de los 60, Prusia anexó más territorios y el rey Wilhelm I se auto declaró Emperador de Alemania. Entre el 1872 y 1878, el primer ministro de esta Alemania unida, Otto von Bismark, llevó a cabo una campaña para dominar a la Iglesia Católica, tratando de tomar control de sus escuelas.[11] Bismark perdió esta batalla cuando los líderes católicos se organizaron políticamente formando el Partido de Centro. En 1878, el nuevo papa León XIII negoció mejores relaciones entre la Iglesia y Alemania. Uno de los fundadores y líderes del Partido de Centro fue Wilhelm von Ketteler, el Obispo de Mainz.


[1] J. Wesley Bready, Lord Shaftesbury (New York: Fran-Maurice Inc., 1927).

[2] Parker Thomas Moon, The Labor Problem and the Social Catholic Movement in France (New York: The Macmillan Company, 1921), 6-7.

[3] A. R. Vidler, A Century of Social Catholicism (London: S.P.C.K., 1964), 10.

[4] Sister Mary Ignatius Ring, Villenueve-Bargemont, Precursor of Modern Social Catholicism (Milwaukee: The Bruce Publishing Co. ,1935), 204.

[5] Parker Thomas Moon The Labor Problem, 19-20.

[6] Ibid., 20.

[7] Wilhelm Von Ketteler, "Presentation at the Fulda Catholic Bishop Conference" (1869) in Edward C. Bock, The Social Teachings of Wilhelm Emmanuel Ketteler, Bishop of Mainz: His Life, Times and Ideas (Washington, DC: University Press of America, 1977), 479.

[8] A. R. Vidler, A Century of Social Catholicism, 120-126.

[9] Wikipedia:Italian Unification

[10] Edward C. Bock, Wilhelm Von Ketteler, Bishop of Mainz: His Life, Times and Ideas, 48-49.

[11] Ibid., 54-55.